En esta época tan especial, anímate a regalar algunas palabras para poder complementar tus regalos este año. Los poemas de navidad que te presentaremos en esta nota son parte de la literatura universal y contienen ideas y emociones que refieren a esta temporada de mucha paz y amor en la conmemoración de la Navidad.

Cada uno de estos autores contiene una visión y perspectiva que aguarda el pasaje en el que se basa todo el concepto de la navidad, es por ello que es muy interesante conocer cómo describen con sus palabras el valor y el significado de esta época tan maravillosa. ¡Sigue leyendo y conoce los mejores poemas de navidad!

10 poemas de navidad para dedicar de diferentes autores y épocas

Nacimiento de cristo, en que se discurrió la abeja

de Sor Juana Inés de la Cruz

De la más fragante Rosa
nació la Abeja más bella,
a quien el limpio rocío
dio purísima materia.

Nace, pues, y apenas nace,
cuando en la misma moneda,
lo que en perlas recibió,
empieza a pagar en perlas.

Que llore el Alba, no es mucho,
que es costumbre en su belleza;
mas quién hay que no se admire
de que el Sol lágrimas vierta?

Si es por fecundar la Rosa,
es ociosa diligencia,
pues no es menester rocío
después de nacer la Abeja;

y más, cuando en la clausura
de su virginal pureza,
ni antecedente haber pudo
ni puede haber quien suceda.

Pues a ¿qué fin es el llanto
que dulcemente le riega?
Quien no puede dar más Fruto,
¿qué importa que estéril sea?

Mas ¡ay! que la Abeja tiene
tan íntima dependencia
siempre con la Rosa, que
depende su vida de ella;

pues dándole el néctar puro
que sus fragancias engendran,
no sólo antes la concibe,
pero después la alimenta.

Hijo y madre, en tan divinas
peregrinas competencias,
ninguno queda deudor
y ambos obligados quedan.

La Abeja paga el rocío
de que la Rosa la engendra,
y ella vuelve a retornarle
con lo mismo que la alienta.

Ayudando el uno al otro
con mutua correspondencia,
la Abeja a la Flor fecunda,
y ella a la Abeja sustenta.

Pues si por eso es el llanto,
llore Jesús, norabuena,
que lo que expende en rocío
cobrará después en néctar.

Poemas de navidad para conocer en esta época del año.
La Navidad celebra el nacimiento del niño Jesús.

Aquí esta la mañana

de Carlos Pellicer

Aquí está la mañana,

Cuerpo del día,

bañándose en el agua

de la Alegría

Aquí está la Alegría

con los brazos en cruz.

Aún de las piedras brota

sudor de luz.

Ha nacido la Luz.

Joven pastor que guías

al pastor ciego;

¿no me miras los ojos,

los que no tengo?

Yo palpo las luciérnagas

y no las veo.

Joven pastor; mis ojos

Se ven de ciego.

A la luz, a las luces,

pan de mis ojos,

ponle un poco de luz,

dásela pronto.

Al color de los pájaros

y de los peces;

a la luz de tus luces

y de tus sienes

por los dedos del día

que todo tienen,

sácame de los ojos

lo que me hiere,

lo negro del diamante

que no se enciende,

y del pez y los pájaros

y de la luz del día

que corra en mi corazón como la tinta

de este paisaje azul que con los árboles

sostiene el alma de este

inmenso día.

Zagalejo de perlas

de Lope de Vega

Zagalejo de perlas,
hijo del Alba,
¿dónde vais que hace frío
tan de mañana?.

Como sois lucero
del alma mía,
al traer el día
nacéis primero;
pastor y cordero
sin choza y lana,
¿dónde vais que hace frío
tan de mañana?

Perlas en los ojos,
risa en la boca,
las almas provoca
a placer y enojos;
cabellitos rojos,
boca de grana,
¿dónde vais que hace frío
tan de mañana?

Que tenéis que hacer,
pastorcito santo,
madrugando tanto
lo dais a entender;
aunque vais a ver
disfrazado el alma,
¿dónde vais que hace frío
tan de mañana.

Esta época se envuelve en sensaciones de cariño y amor hacia las personas que nos rodean.

Nochebuena

de Amado Nervo

Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.

La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.

El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!

Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra… y corazón.

Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!

¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada
Flor de David!…

Globos

de Sylvia Plath

Desde Navidad han vivido con nosotros,
inocentes y limpios,
ovalados animales espirituales
que ocupan la mitad del espacio,
moviéndose y rozando la seda

de las corrientes de aire invisible,
soltando un grito y un estallido
al atacarles, luego escapando a descansar sin apenas temblar.
Cabeza amarilla de gato, pez azul…
¡Con qué lunas más extrañas convivimos

en lugar de muebles inertes!
Alfombras de mimbre, paredes blancas
y estos globos ambulantes
de fino aire, rojos, verdes,
que alegran

el corazón como deseos
o pavos reales en libertad que bendijeran
la tierra ancestral con una pluma
forjada de metales estrellados.
Tu hermano

pequeño hace
gemir como un gato a su globo.
Cree adivinar
al otro lado un festivo mundo rosado que podría devorar.
Muerde,

luego vuelve
a sentarse, gorda jarra,
contemplando un mundo limpio como el agua.
Un rojo
jirón en su puño diminuto.

Veintiuno de diciembre

de Maria-Mercè Marçal 

[Hoy, veintiuno de diciembre,
he salido al balcón:
bajo una lluvia que ya amainaba
he visto las macetas, las ollas, los botes
de conserva plantados de agaves,
de cintas, begonias, geranios y cactus,
de cabellera de la reina
y de alegría de la casa.
Y el jazmín, que si se muere, no se muere.
Hacía días que no salía al balcón
corriendo detrás de amores y otras cosas…]

La poesía nos puede transportar a muchos paisajes de ensueño.

Romance del establo de Belén

de Gabriela Mistral

Al llegar la medianoche
y romper en llanto el Niño
las cien bestias despertaron
y el establo se hizo vivo…

y se fueron acercando,
y alargaron hasta el Niño
los cien cuellos, anhelantes
como un bosque sacudido.

Bajó un buey su aliento al rostro
y se lo exhaló sin ruido,
y sus ojos fueron tiernos
como llenos de rocío…

Una oveja lo frotaba,
contra su vellón suavísimo,
y las manos le lamían,
en cuclillas, dos cabritos…

Las paredes del establo
se cubrieron sin sentirlo
de faisanes y de ocas
y de gallos y de mirlos.

Los faisanes descendieron
y pasaban sobre el Niño
su ancha cola de colores;
y las ocas de anchos picos

arreglábanle las pajas;
y el enjambre de los mirlos
era un vuelo palpitante
sobre del recién nacido…

Y la Virgen entre el bosque
de los cuernos, sin sentido,
agitada iba y veía
sin poder tomar al Niño.

Y José sonriendo iba
acercándose en su auxilio…
¡Y era como un bosque todo
el establo conmovido!

Romero

de Marianne Moore

La Belleza y el hijo de la Belleza y el romero

-en suma: Venus y Amor, su hijo-,

se supone nacidos del océano,

en Navidad, en mutua compañía

tejen una guirnalda festiva

aunque no siempre de romero –

desde que voló a Egipto, florece indiferente.

Con hojas como lanzas, verdes, pero plateadas por debajo

las flores -blancas originalmente-

se volvieron azules. La hierba del recuerdo,

que imita el manto azul de la Virgen María,

no es demasiado legendaria

para dar flores que a la vez son símbolo y aroma penetrante.

Tras brotar de las rocas junto al mar,

la estatura de Cristo a los treinta y tres años,

se nutre del rocío y con la abeja

“habla un lenguaje mudo”; en realidad

es una especie de árbol navideño.

Happy New Year

de Julio Cortázar

Mira, no pido mucho,

solamente tu mano, tenerla

como un sapito que duerme así contento.

Necesito esa puerta que me dabas

para entrar a tu mundo, ese trocito

de azúcar verde, de redondo alegre.

¿No me prestas tu mano en esta noche

de fin de año de lechuzas roncas?

No puedes, por razones técnicas. Entonces

la tramo en aire, urdiendo cada dedo,

el durazno sedoso de la palma

y el dorso, ese país de azules árboles.

Así la tomo y la sostengo, como

si de ello dependiera

muchísimo del mundo,

la sucesión de las cuatro estaciones,

el canto de los gallos, el amor de los hombres.

Antes del hielo en las charcas

de Emily Dickinson

Antes del hielo en las charcas —
antes de los patinadores,
o de las manchas de nieve
en billetes al anochecer —

Antes del fin de los campos,
antes del árbol de Navidad,
¡uno detrás de otro
milagros a mí vendrán!

De lo que tocamos la bastilla
un día de verano —
lo que sólo está dando un paseo
un puente más allá —

eso que canta así — y habla así —
cuando no hay nadie aquí —
¿me responderá el vestido con el que
lloré que me lo ponga?

¿Qué te parecieron estos bellos poemas de navidad? Ahora ya podemos decir que nos hemos contagiado del espíritu de la temporada más mágica y encantadora del año.

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