El 6 de enero de 1945 la historia de la ciudad japonesa de Hiroshima cambió para siempre con la caída de una bomba atómica, pero eso no detuvo a sus pobladores que, a 71 años de distancia, lograron que se convierta en un punto importante para los negocios y turismo.

Para los interesados en visitar la ciudad que poco a poco va cobrando fama como destino turístico, uno de los principales atractivos de Hiroshima, y lo que más llama la atención de los visitantes, es el Parque Memorial de la Paz, que comprende el Museo de la Paz, el Cenotafio del Memorial a las víctimas de la bomba atómica y la Cúpula de la Bomba.

La Cúpula de la Bomba es el edificio más icónico de la ciudad, ya que se encuentra en el sitio donde cayó la bomba atómica, pero no lo destruyó totalmente porque la explosión inmediata y el calor se amortiguaron en la zona cero. La cúpula fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como testimonio de los estragos de las armas nucleares.

En el centro del Parque de la Paz se encuentra un monumento de hormigón con forma de arco en memoria de las víctimas de la bomba, la estructura tiene la lista de las 200,000 víctimas de la bomba y muestra el epitafio “Descansen en paz, pues el error jamás se repetirá”.

Otro emblema de la ciudad

Otro de los lugares a visitar es el castillo de Hiroshima, también llamado de la Carpa, el cual no se libró de la destrucción de la bomba atómica pero fue reconstruido de manera idéntica en 1958. El edificio principal, en forma de torre, cuenta con cinco niveles que sirven en la actualidad de museo sobre la historia y cultura de Hiroshima, y el castillo y sus alrededores son un parque público. Los visitantes pueden disfrutar de una gran vista del puerto de Hiroshima desde la cima del edificio, y de una vista panorámica de toda la ciudad.

Los amantes de la naturaleza pueden visitar el Jardín Shukkeien, uno de los clásicos japoneses. El lugar cuenta con pequeños senderos que cruzan estanques, puentes, cascadas y casas de té. Uno de los elementos más destacables es el lago central que contiene más de diez islas de roca y que está rodeado de colinas, valles, puentes y plantas perfectamente distribuidas, todas ellas conectadas por un sendero que permite recorrer todo el jardín mientras se da la vuelta.