Las Islas Feroe son un archipiélago de 18 islas situadas en Atlántico norte, situadas entre Islandia y Reino Unido. Tiene poco menos de 50 000 habitantes, de los cuales cerca de 20 000 viven en la capital, Tórshavn, y en sus alrededores. A pesar de su gran desarrollo en las últimas décadas, siguen siendo una de las islas más desconocidas y menos frecuentadas de Europa. ¿Te animas a echarles un vistazo?

Islas Feroe y Dinamarca.

Tiene el estatus de nación constituyente, y a pesar de pertenecer al Reino de Dinamarca, no pertenece a la Unión Europea. Lo único que comparten con Dinamarca es el ejército, defensa y relaciones internacionales, pues culturalmente son muy diferentes, además que los feroeses no se sienten parte de Dinamarca. ¡Son tan independientes que incluso tienen su propia moneda!

Las Islas Feroe han estado bajo control noruego-danés desde 1388.
Las Islas Feroe han estado bajo control noruego-danés desde 1388.

Su territorio es predominantemente montañoso, con acantilados que sirven de hábitat a miles de aves marinas. Está dominado por praderas y carece de bosques. El clima es frío, aunque moderado por la corriente del Golfo. Hay suficientes recursos hídricos, pero en general el suelo es pobre y los recursos naturales escasos. La economía depende fundamentalmente de la pesca y su industria derivada. No obstante, la sociedad feroesa cuenta con un estado de bienestar y un índice de desarrollo bastante elevado.

Los fuertes vientos que sacuden las islas afectan al tipo de vegetación que se desarrolla en las islas. Y es que la vegetación es más bien escasa, especialmente si hablamos de árboles, pues casi no hay. 

En los años recientes, las Islas Feroe han sufrido una reducción de la población. Los jóvenes abandonan las islas habitualmente cuando acuden al continente en busca de educación y ya no regresan.
Por otro lado, las mujeres también tienen tendencia a asentarse en el extranjero, por lo que, actualmente, se contabiliza un déficit de género femenino en unas 2.000 mujeres.
Y eso hace que los hombres feroeses busquen a sus parejas fuera de las islas. Curiosamente, la mayoría de mujeres extranjeras residentes en las Feroe son originarias de Tailandia y Filipinas. Aunque en su territorio cohabitan más de 80 nacionalidades diferentes.

Su nombre original, Føroyar significa “isla de los corderos” y no es de extrañar, pues hay más corderos que habitantes (unos 80.000 corderos). Incluso se les ha equipado estos con cámaras para crear un mapa del archipiélago, debido a su gran movilidad.

Casi todo lo que se come en las islas Feroe proviene del mar, a excepción, claro está del cordero. Y casi todo se seca, se fermenta o se ahúma.
En las islas escasean los vegetales y el ganado vacuno, por lo que la cocina tradicional elabora sus platos con lo que las islas proporcionan.
El cordero fermentado, el bacalao seco, el marisco, nabos, ruibarbo o patatas y la ocasional carne de grasa de ballena forman parte de su tradición gastronómica.
Pero a finales 2004, algo cambió cuando el Chef local Leif Sørensen cambió el rumbo de la gastronomía de las islas y hoy encontramos en ella mayor variedad de restauración y un dos estrellas Michellin, el restaurante Koks.

En Las islas Feroe se habla el feroés, una lengua nórdica insular. Tiene su origen en el antiguo nórdico que se hablaba en la península escandinava en el tiempo de los vikingos. El feroés es, junto con el islandés, una de las dos lenguas nórdicas insulares, y de hecho tienen tantas similitudes que, aunque la pronunciación es diferente, los feroeses tienen facilidad para entender y sobre todo leer el islandés.

Curiosamente en las Feroe no existe una prisión oficial, sino un centro de detención de corta duración en Mjørkadalur, donde los delincuentes cumplen condenas breves. Los reclusos que deben permanecer más de un año y medio son enviados a prisiones de Dinamarca.

Desde hace unas décadas, las principales islas que conforman el archipiélago de las Islas Feroe se encuentran unidas por carreteras con puentes y túneles, como el que conecta Streymoy, hogar de la capital, con Vagar, donde se encuentra el aeropuerto; o el que comunica las islas de Bor∂oy, Vi∂oy y Eysturoy.
Además, solo hay 3 semáforos en todas las Islas, ubicados todo en la capital, Tórshavn.

Otra de las tradiciones curiosas de las Islas Feroe es la que se lleva a cabo en la isla de Skúvoy, una de las más pequeñas de las 18 islas del archipiélago. En ella, los hombres ataviados con zapatos hechos de piel de oveja para asegurar el agarre, se deslizan por los resbaladizos y empinados acantilados, amarrados solo con cuerdas hechas de lana combinada con lona y nailon, para recolectar huevos de Fulmar, la única ave marina de la que a día de hoy se permite la recolección.

Una reciente investigación sobre un antiguo excremento de oveja ha revelado que las Islas Feroe fueron el hogar de una población desconocida en el año 500 d.C., unos 350 años antes de que llegaran los vikingos.

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