Autor de siete obras declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO, Antoni Gaudí es uno de los arquitectos y artistas españoles más representativos de los últimos siglos. Conoce su historia y parte de la genialidad que plasmó en sus diseños.

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Considerado el máximo exponente del modernismo catalán, Antoni Gaudí es uno de los arquitectos más importantes de la historia. Sus obras se distinguen por incorporar soluciones constructivas inspiradas en la naturaleza, así como por poseer un profundo simbolismo religioso. De hecho, la biografía de Gaudí está muy marcada por la influencia del catolicismo, que llegó a condicionar todos los aspectos de la personalidad del arquitecto.

Desde niño, Gaudí aprendió oficios como carpintería, herrería, modelado con cerámico y yeso, y más. ¿La razón? La precaria situación económica en la que vivió en su infancia y primera parte de su juventud. De hecho, sus primeros trabajos ocurrieron mientras estudiaba la carrera de arquitectura, la cual finalizó a sus 26 años.

Las obras de Gaudí en Barcelona más importantes son la Sagrada Familia, la Casa Vicens, el Palacio Güell, la Casa Batlló, el Park Güell y La Pedrera. Todos estos monumentos, junto a la cripta de la Colonia Güell, situada en Santa Coloma de Cervelló, forman parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

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Basílica de la Sagrada Familia

Antoni Gaudí i Cornet nació el 25 de junio de 1852 en Reus, la capital de la comarca del Baix Camp, una región del sur de Cataluña. La madre de Gaudí, Antònia Cornet i Bertran, era hija de un especialista en la fabricación de calderas, al igual que el padre del arquitecto, Francesc Gaudí i Serra, un calderero procedente de Riudoms, un pequeño municipio situado a pocos kilómetros de Reus.

En 1874, Gaudí fue aceptado en la Escuela de Arquitectura. El joven alternó los estudios con sus primeras incursiones en el mundo profesional, colaborando con arquitectos consolidados como Josep Fontserè, Francisco de Paula del Villar y, sobre todo, Joan Martorell, su principal mentor. Los progresos de Gaudí se vieron ensombrecidos en 1876 por la muerte de su hermano y su madre. Tres años después, también falleció su hermana, cuya hija –que sufría graves problemas de salud– quedó bajo la custodia del arquitecto y su padre.

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Casa Batlló.

Inicios profesionales

En 1878 Gaudí obtuvo el título de arquitecto e instaló su despacho en la calle del Call, en el antiguo barrio judío de Barcelona. Ahí, comenzó a trabajar en sus primeros encargos, como un conjunto de equipamiento para una cooperativa llamada La Obrera Mataronense, unas farolas para la plaza Real de Barcelona y una vitrina para la prestigiosa guantería Comella. Esta última obra suscitó la atención del poderoso industrial barcelonés Eusebi Güell i Bacigalupi, quien en los siguientes años se convertiría en el principal mecenas del arquitecto.

Gracias a su relación con Güell y a su inmersión en los ambientes intelectuales más destacados de Barcelona, durante su vida Gaudí pudo establecer nuevos contactos de interés y participar en proyectos arquitectónicos cada vez más ambiciosos que le permitieron dejar atrás las estrecheces económicas de sus años de estudiante y llevar una vida social muy activa.

En 1883, el arquitecto presentó los planos de su primera gran obra, la Casa Vicens, e inició El Capricho en la localidad cántabra de Comillas, donde el arquitecto ya había adquirido cierta fama gracias a sus trabajos para el suegro de Güell, Antonio López, primer marqués de Comillas. También en 1883, Gaudí aceptó el encargo de sustituir a Francisco de Paula del Villar en la dirección de las obras del templo expiatorio de la Sagrada Familia, una iniciativa impulsada por el librero barcelonés Josep Maria Bocabella que se acabaría convirtiendo en el gran proyecto vital del arquitecto.

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Detalles de Casa Vicens.

Consolidación de Gaudí como arquitecto

Gaudí mantuvo una trayectoria profesional ascendente durante el último cuarto del siglo XIX, cuando sus obras en Barcelona y en otras ciudades lo consolidaron como arquitecto. La amistad de Gaudí con Eusebi Güell se vio reforzada con el paso del tiempo y fue el origen de proyectos cada vez más estimulantes, como el Palacio Güell (1886-1888), mientras que su creciente relación con el entorno eclesiástico le permitió recibir nuevos encargos de tipo religioso.

El buen momento profesional de Gaudí contrastaba con las decepciones en su vida íntima. A pesar de su solvencia económica y capacidad intelectual, el arquitecto fracasó en el intento por conquistar a su gran amor, Pepeta Moreu. Ese desengañó amoroso probablemente supuso un punto de inflexión para Gaudí, que se volvió un hombre más introvertido y religioso. Su preocupación por la moral cristiana incluso le llevó a poner en peligro su vida, como se demostró en 1894, cuando quedó postrado en la cama durante días tras practicar un ayuno muy riguroso.

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Palacio güell.

Esplendor profesional

Entre 1900 y 1910, el arquitecto experimentó su etapa de máximo esplendor profesional. En las obras que Gaudí realizó en Barcelona, como el Park Güell (1900-1914), la Torre Bellesguard (1900-1912), la Casa Batlló (1904-1906), La Pedrera (1906-1909) y la cripta de la Colonia Güell (1908-1914), el arquitecto demostró su inmensa capacidad creativa, que le situaba en la vanguardia artística –incluso por delante del modernismo, la tendencia imperante en las grandes ciudades europeas–,  y en el centro de atención de la opinión pública.

Tanto por sus singulares ideas como por su fuerte carácter, Gaudí era objeto de continuas controversias. Sus defensores consideraban que su genio estaba fuera de toda duda, mientras que sus detractores criticaban su gusto extravagante y ambición desmesurada. El arquitecto se mantuvo al margen de esas polémicas, sin apartarse de sus ideas ni realizar concesiones para ganar adeptos. De hecho, ni siquiera cedía a las presiones de los clientes, que en ocasiones se lamentaban por el excesivo atrevimiento formal del arquitecto y los elevados costes económicos de las obras.

La dedicación obsesiva al trabajo apartó progresivamente a Gaudí de la vida social. Ese aislamiento empeoró a partir de 1906, cuando murió el padre del arquitecto. El fallecimiento, que se produjo pocos meses después de que los dos se hubieran trasladado a vivir al Park Güell, supuso un duro golpe para Gaudí, que quedó sumido en un estado de depresión.

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Park Güell.

Últimos años

Marginado por las nuevas élites intelectuales, a partir de 1914, Gaudí rechazó cualquier otro encargo y destinó todas sus energías a la construcción de la Sagrada Familia, consciente de que se trataba de su legado más importante. La lentitud en las obras derivada de la falta de fondos permitió a Gaudí recrearse en el estudio de los distintos aspectos del templo. El arquitecto quería que cada elemento encajara perfectamente en el complejo programa simbólico que había diseñado. Para él, la Sagrada Familia era como una gran Biblia de piedra que tenía que recoger todos los aspectos de la historia y misterios de la fe cristiana, así que no se podía dejar ningún detalle al azar.

El día 7 de junio de 1926, después de cumplir su trabajo diario en la Sagrada Familia, Gaudí acudió a la iglesia de Sant Felip Neri. Cuando llegó al cruce entre la calle Bailén y Gran Vía, un tranvía lo arrolló causándole una conmoción cerebral y dejándole varias costillas rotas.

En este estado Gaudí fue trasladado al hospital de la Santa Creu, y después de algunas horas fallecía. Era  jueves 10 de junio, poco tiempo antes de que Gaudí cumpliese los 74 años.

El 12 de junio se celebró un funeral multitudinario, en el que se enterró al arquitecto en la cripta de la Sagrada Familia, en la capilla del Carmen. De esta forma, Antoni Gaudí quedó unido para siempre a su proyecto más trascendental.

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La Pedrera.

El estilo de Gaudí

Su arquitectura no forma parte de algún estilo arquitectónico en concreto, no obstante, algunas veces se ha clasificado como “pre-modernismo”, “neogótico”, “art-noveau”, “eclecticista”, “naturista” o incluso surrealista, lo que no sería tan descabellado tomando en cuenta sus disparatadas curvas y combinación de colores.

Aparte de todo, Gaudí fue precursor de la sustentabilidad en el siglo XX, aun cuando este término no existía. En sus construcciones, Gaudí solucionó problemas bioclimáticos, disminuía costos (dentro de lo que se podía, pues sus construcciones eran bastante detalladas y creativas), creó sistemas estructurales eficientes que sorprendieron a los ingenieros de la época y consolidó un estilo arquitectónico propio, donde el color y las molduras convivían armoniosamente.

Gaudí solía construir sin planos, apoyándose en la construcción de maquetas de yeso para desarrollar la función y forma de sus edificios.

El creía que al resolver la función, la belleza nacía per se, pues es parte de la naturaleza ser funcional. Sus primeros edificios fueron neogóticos y en su última etapa alcanzó un dominio increíble de la geometría por medio de un método llamado “geometría reglada”.

Muchos arquitectos abstraen conceptos para crear edificios, Gaudí, por el contrario, tenía la idea de que la abstracción es para filósofos y poetas, no para un arquitecto. Más bien, su inspiración siempre vino de la naturaleza, de sus visitas al campo y observación de los árboles, pues a él no le interesaba la filosofía.

Con el tiempo desarrollo un entendimiento tan profundo sobre las formas que se encuentran en la naturaleza, que terminó por reproducirlas en sus edificios creando nuevas versiones de la misma.

Detalles geométricos de parte del techo de la Sagrada Familia.

Si deseas conocer el trabajo de Antoni Gaudí a detalle, te compartimos su página oficial. ¿Qué opinas

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