Se acerca diciembre y con eso ¡las vacaciones! ¿Sabías que existen 111 pueblos mágicos en todo el país? A lo mejor solo has visitado un par de ellos y por eso hoy tenemos para ti este “Escápate” con tres opciones que puedes visitar incluso en un fin de semana, así que prepara tus maletas y ¡a viajar!

Atlixco, Puebla

Conocido como Atlixco de las Flores, es uno de los 9 pueblos mágicos de Puebla. La magia de este lugar son sus paisajes siempre llenos de flores y en los que podrás admirar el volcán Popocatépetl de fondo o las iluminadas calles que van desde la Avenida Hidalgo hasta el Parque Revolución, las cuales destacan por sus coloridas casas con balcones florales. Entre sus atractivos principales, está el cerro de San Miguel que cuenta con una capilla en su parte más elevada y múltiples edificios novohispanos como la iglesia de La Merced, el hospital San Juan de Dios y el ex Convento del Carmen.

En diciembre, se habilita la “Villa iluminada” en la que se exponen escenas decembrinas creadas con luces y ofrendas con flores de Nochebuena. Si lo que prefieres es la aventura, entonces tienes que visitar Kikapú, un parque extremo con actividades como tirolesa, catapulta humana, camping y ciclismo de montaña.

En cuanto a la gastronomía, podrás encontrar lo más típico en el Mercado Benito Juárez con opciones como la cecina, los mixiotes de ternero y el consomé atlixquense. También es famoso por sus helados con sabores que nunca imaginarías, entre ellos aguacate, chapulín y chiles en nogada.

Lagos de Moreno, Jalisco

Para viajar desde Mérida, debes primero llegar a Guanajuato y de ahí en automóvil pues está a 45 kilómetros de León. Lagos de Moreno está rodeado de haciendas, así que la mejor forma de conocerlo es armar un tour por ellas; una de las más famosas es la Hacienda Sepúlveda construida en el siglo XVII y en la que actualmente puedes realizar actividades campiranas como montar a caballo.

También cuenta con diversos balnearios de aguas termales, perfectos para un momento de relajación con servicios de spa y temazcal, entre otros.

En sus calles destaca la arquitectura barroca con imponentes construcciones como la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, Ex convento de las Capuchinas y el Museo Agustín Rivera.

Puedes visitar el Museo de Arte Sacro donde podrás admirar pinturas, esculturas, textiles y objetos de culto, todos creados en los siglos XVII al XX. Si te gusta el teatro, puedes maravillarte con el José Rosas Moreno que tiene estilo victoriano y fue inaugurado en 1907. Otros espacios importantes son el puente sobre el Río Lagos, la casa Montecristo, el Jardín de los Constituyentes, la Rinconada de la Merced y el Templo del Calvario.

Real de Catorce, San Luis Potosí

Es un lugar verdaderamente mágico en donde el tiempo parece haberse detenido. Está situado a tres horas de San Luis Potosí, en medio del semidesierto y aún conserva sus calles de piedra. Para llegar, debes pasar por el túnel Ogarrio y al final sentirás cómo has viajado por el tiempo al admirar el paisaje del sitio.

Incluso el medio de transporte es de los años sesenta, pues la mayoría de los turistas se transportan en vehículos 4×4 llamados “Willys”. Pueden viajar hasta 10 personas y se ofrecen distintos tours privados por los sitios más emblemáticos de la zona.

Sus calles están llenas de misticismo con atractivos como el “Pueblo Fantasma”, lleno de construcciones abandonadas y lo que queda de edificios construidos en 1880 cuando su origen minero estuvo en auge. Real de Catorce se ubica muy cerca del famoso Cerro Quemado, principal centro ceremonial Wikiruta en donde decenas de peregrinos huichol acuden para realizar distintas ceremonias, venerar al sol y comunicarse con los ancestros.

Uno de los puntos más visitados es el Paseo Calle Lanzagorta, rodeado de cafés, restaurantes y tiendas de artesanías. En la Casa de la Cultura podrás encontrar un sinfín de maravillas artísticas como el mural Huichol bordado a mano por Benito de la Cruz.

Por lo regular es un sitio con clima frío y si tienes suerte en esta temporada de diciembre podrás ver una tarde plagada de nieve.