Una de las mayores dudas que surgen al momento de hacer compras durante el Buen Fin es el método de pago, ¿no es así? Ante tantas ofertas, es casi natural caer en la tentación y utilizar las famosas tarjetas de crédito, sin embargo, esto puede ser un riesgo si no se tiene en cuenta la capacidad de pago y gastos fijos mensuales.
Otra cosa que puede pasar es gastarse todo el efectivo y quedarse sin nada hasta la siguiente quincena o peor… ¡hasta el siguiente mes! Para que no te pasen esas situaciones, es mejor realizar un análisis breve antes de cualquier compra y pensar muy bien qué es lo que más te conviene.
Las principales ventajas de realizar un pago en efectivo o con tarjeta de débito es que no vas a adquirir ninguna deuda y puedes conseguir mayores rebajas o un precio más justo al no tener que pagar intereses. Pero, si no tienes en mente tu presupuesto, puede significar un desajuste en tu equilibrio financiero inmediato.
En el caso de las tarjetas de crédito, lo primordial es que las compras que realices sean a meses sin intereses, pues tendrás la certeza de que sea un pago fijo en un tiempo determinado. Las desventajas son que las deudas pueden durar un año o incluso más tiempo con la modalidad de 24, 36 o 48 meses; además, los costos del producto pueden ser mayores o puedes endeudarte más de la cuenta al no ser cumplido con tus pagos. Utiliza esta opción solamente en el caso de no contar con liquidez inmediata o encontrar una oferta real o mayor al utilizar el plástico. Un aspecto muy importante es pensar en la vida útil del producto, así solo adquieres cosas que serán más duraderas que los plazos de pago.
¡Ojo con esto! Lo ideal es el equilibrio, fijando una parte del presupuesto a gastar en efectivo y otra a través de las tarjetas de crédito. Una vez hecha la compra, procura ser puntual con tus pagos y, de ser posible, liquidar la deuda antes del plazo definido. Si aún tienes deudas del Buen Fin anterior u otros pagos, lo mejor es no seguir desbalanceando tus finanzas.
