Margarita Richardi es la creadora de “The white loft”, una innovadora clínica odontológica que abrió sus puertas recientemente en Mérida. Margarita tiene una especialización en ortodoncia y ortopedia dentofacial de la Universidad de Santiago de Compostela, donde estudió durante tres años.

Su pasión por la odontología es algo que recuerda desde pequeña, ya que tuvo muy buenos odontopediatras y siempre fue muy agradable acudir a sus revisiones. El interés aumentó, ya que su hermano comenzó a estudiar odontología y al ver las actividades que realizaba, se decidió por estudiar la misma carrera, siendo los únicos dos dentistas en su familia.

La ortodoncista admite que se trata de una profesión a la que se le debe dedicar muchísimo tiempo y estudio. “En el área de la salud nos tenemos que estar preparando constantemente porque evoluciona muy rápido; siempre hay que equiparnos con la aparatología más vanguardista. Hay que estar preparados económicamente porque requiere de mucha inversión de equipo desde que somos estudiantes hasta que decidimos montar nuestra propia clínica”, abundó.

Para ella, esos nueve años de estudio fueron algo que realmente ha valido la pena, pues su trabajo le deja muchísimas satisfacciones, además de ser una carrera que perfectamente puede combinar con su vida personal. “Durante mi etapa de estudiante lo más difícil fue organizarme para concluir todos los tratamientos que nos solicitan; costaba un poco conseguir la cantidad de pacientes necesarios para cada área y ahora como profesional mi mayor reto fue iniciar un proyecto en una nueva ciudad, pero la verdad es que todas las dificultades son fáciles de vencer cuando te gusta lo que haces”.

Para lograr el equilibrio entre lo profesional y lo personal, Margarita explicó que la clave está en ser muy organizada con los horarios y separar tiempo para una capacitación continua. “Mi principal responsabilidad desde que me levanto es alistar a mi hijo para llevarlo al colegio. También tengo un perro así que es importante para mí atenderlo y convivir con él. Me gusta tener perfectamente todo coordinado y en mis tiempos libres aprovecho para salir a correr, al cine, ejercitarme y relajarme los fines de semana conociendo nuevos lugares con mi familia”.

Lo mejor de su profesión es el trato y la cercanía con los pacientes. “Me deja muchísimas satisfacciones ver cómo puedes ayudar a devolverles calidad de vida, felicidad al mejorar su sonrisa y hacerla su mejor carta de presentación. Tengo la fortuna de poder atender a personas de todas las edades y disfruto mucho ver sonreír a mis pacientes”.