Xilitla, pueblo mágico desde el 12 de diciembre de 2011, es un poblado localizado en la Huasteca Potosina cuyo nombre, proveniente del náhuatl, tiene dos interpretaciones: “entre los caracolillos” o “lugar de chile”.

Xilitla, antiguamente conocido por los huastecos como Taziol, alberga casonas y a la última selva en el continente americano, lo que le brinda un balance idóneo entre naturaleza e historia. Por otro lado, su exuberante vegetación, extensas montañas y bellas cascadas lo vuelven el lugar perfecto para el turismo de aventura. Sin embargo, no es novedad, que la fama y misticismo que ha circundado a este pequeño pueblo mágico los últimos años se deba a Las Pozas, el único jardín escultórico surrealista que existe en el mundo.

¿QUÉ VISITAR?

Jardín Escultórico Edward James, Las Pozas

El jardín escultórico es una obra escultural arquitectónica creada por el británico Edward James, estrafalario poeta y artista del movimiento surrealista, y fue declarado Monumento Artístico por el Gobierno de San Luis Potosí en 2006, y en 2012 por el Gobierno de la República Mexicana.

Se localiza en “La Conchita”, municipio de Xilitla, y cuenta con 27 edificios, entre estructuras y esculturas. La inspiración del lugar se basa en las orquídeas y la vegetación propia de la Huasteca Potosina, al mismo tiempo que combina elementos del movimiento surrealista al que Edward James pertenecía. Se trata de una fusión increíble entre el concreto y lo natural que no te puedes perder si visitas este pueblo mágico.

Ex Convento de San Agustín

La histórica creación arquitectónica realizada en 1533 por los misioneros agustinos es el edificio más antiguo del estado de San Luis Potosí. La construcción, que fue hecha para resistir los ataques de los indios Chichimecas, continúa en pie resistiendo el paso del tiempo. En algún momento fue empleado como escuela, e incluso como cantina; recientemente fue remodelada su fachada, y ahora cuenta con iluminación especial.

Parador “El Paraíso”

Una parada imperdible en Xilitla, no te puedes ir sin visitar su parador rodeado de pinos gigantes, con una vista espléndida del Cañón de Tancuilín y la Sierra Madre Oriental. Simplemente, el lugar idóneo para pasar un agradable rato con buena compañía y tomar fotografías de paisaje, panorámicas y, en general, de todo tipo.