Tras hacer coraje en muchas ocasiones, Vivi Patrón Courtney decidió aprovechar su enojo y tomar acción para cambiar un problema que no sólo le afectaba a ella, sino a cientos de personas: el amontonamiento de basura.

Fue así que comenzó a investigar y pedir ayuda, porque aunque no tenía claro qué hacer, ella quería acabar con un basurero clandestino ubicado en el kilómetro 8 de la carretera Chicxulub-Uaymitún.

“Todos los días pasaba por la cuchilla que está exactamente en el kilómetro 8 y estaba repleto de basura. Me causaba mucho estrés hasta que decidí que tenía dos opciones: seguir quejándome y voltear la cara o hacer algo al respecto. Logré hablar con las personas del ayuntamiento -de la anterior administración-. Me dediqué a hablarles dos meses enteros hasta que me hicieron caso”, explica Vivi, quien logró un cambio en ese lugar que llevaba 20 años así.

Estuvo a punto de rendirse, pues aunque iba al lugar todos los días para tratar de que no tiren basura, no veía los cambios. Aun así, el año pasado justo el día de su cumpleaños, tuvo el mejor regalo: le llamaron para informar que comenzaban a limpiar la zona.

Con ayuda de muchas personas, logró convertir ese basurero en un espacio limpio con contenedores de basura, palapa e incluso generar dos empleos para personas que se encargan de recibir la basura y separar el pet; luego los desechos se trasladan al relleno sanitario de Paraíso. Tan sólo en los contenedores se recolectan 10 toneladas de basura diarias durante el verano.

“Lo importante de esto es que fue un trabajo en equipo. Tengo que reconocer que todo el mundo dice que el gobierno no hace nada, pero les tienes que decir ‘oye échame la mano aquí’ y pues obviamente insistir. Eso fue lo que me resultó, no quitar el dedo del renglón”.

Después inició el movimiento “Yucatán limpia tu playa”, convocando a sus amigos para realizar limpiezas donde sorprendentemente recolectaron 200 toneladas de basura durante dos meses.

Vivi cuenta que estaba muy nerviosa pues convocó la reunión a las 8 de la mañana y a las 8:15 aún no llegaba nadie, pero de repente las familias comenzaron a aparecer para empezar la misión de limpiar el lugar. Uno de los momentos que más recuerda fue que al finalizar la jornada llegó un padre con sus dos hijas pequeñas y aunque los demás ya se iban a retirar del lugar, él le dijo que se quedaría a limpiar otras zonas, pues quería enseñarles a sus hijas la importancia de ese plan.

“Para mí eso fue lo máximo, porque entonces ya no soy yo sola, sino que se unen amigos, familia y empresas, se va formando una cadenita. Eso es lo padre, ver que he ido creando conciencia, levantando inquietudes y que la gente ya está más pendiente en separar la basura y no tirarla. Entonces llega un punto en el que se vuelve padre recoger basura; es padre ser ecológico y ayudar, y la verdad qué bueno que ahora todo mundo quiera ser ecologista”, confiesa.

Más gente se une a ayudar

Para la siguiente convocatoria llegaron más de 100 personas, la mayoría se trataba de familias y en 600 metros recolectaron cuatro toneladas de basura.

Al ver todo lo que lograba y cómo cada vez se unían más, Vivi decidió empezar a estudiar una especialidad en consultoría ambiental para informarse más del tema y realizar otras acciones para contribuir con el medio ambiente.

“La respuesta de la gente ha sido muy buena; me han ayudado, me han dado rastrillos, la palapa fue donativo de muchas personas, me donaron blocks para hacer una banca y el hecho de haber limpiado la cuchilla en específico significó un cambio radical porque al verlo limpio la gente ya no tira cosas ahí”.

Otro aspecto importante del que se dio cuenta durante su tarea fue que incluso los extranjeros, sobretodo canadienses que pasan el verano en playas yucatecas, están muy interesados en ayudar para cuidar el ambiente que les rodea durante este periodo vacacional.

“Yo veo que se cubra el salario de un señor al mes, uno me corresponde a mí y el otro al ayuntamiento. A veces lo pago de mi bolsa, a veces lo paga mi abuela, mi vecino o el primo; me dan el donativo.

“Quiero mencionar que un canadiense que viene dos meses de vacaciones me dijo: déjame pagarlo este mes. No sé si me dio más pena o emoción, pero también qué padre que haya gente como él que se interesa por los demás”.

A largo plazo le gustaría comenzar a realizar limpiezas en otras playas como Sisal, Telchac, San Crisanto y Celestún.

Para Vivi, el mensaje más importante es que la basura tiene un valor y el pet y vidrio se puede vender y reciclar, al igual que el cartón“.

Consejos ecológicos

Entre las pequeñas acciones que recomienda realizar para contribuir con el medio ambiente están: no pedir bolsas de plástico en las tiendas, cambiar las botellas de plástico por un termo, no pedir popotes, separar el pet y hacer composta.

“Con que usemos termo un mes ahorramos mínimo 26 botellas de pet”, lo cual es muy importante pues sólo en México se utilizan 200,000 botellas cada 60 minutos. A pesar de eso, las cifras no son tan malas, pues aunque sólo se recicla el 20% de los desechos, México ocupa el primer lugar en Latinoamérica en cuanto al reciclaje de pet, agrega Vivi.

“Me da mucha satisfacción y no me estoy postulando para nada; lo hago porque me gusta, porque creo en un mundo mejor, que México es maravilloso y amo la playa. Decidí tomar acción de algo que me molestaba a mí en lo personal. Es un trabajo en equipo y la playa es de todos nosotros”.