Entrega y sencillez

(Entrevista publicada en junio de 2010 en las páginas de Plan B)

 

El padre Jorge Laviada nos cuenta en su oficina lo que ha significado llevar la rectoría del Seminario desde hace siete meses. Espontáneo, con palabras certeras, explica lo importante de su ministerio y la admiración que siempre sintió por su padre, Eduardo Laviada Arrigunaga.

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Por: Mike Peniche García.

 

Fotos: Megamedia.

 

Diseño: Lizette Elías Gaytán.

 

 
Recuerdo que hace 17 años, en el Colegio Montejo, un sacerdote recién ordenado, Jorge Antonio Laviada Molina, decidió oficiar su primera misa en la que fue su escuela.

 
“Antes de ser sacerdote me atrajo la vida marista; como vivía cerca del colegio, siempre fuí muy cercano a los hermanos, me quedaba a jugar después de los entrenamientos”. Así empieza un diálogo con el nuevo rector del Seminario, una persona sencilla, un tanto callada, pero firme en sus convicciones y totalmente realizado en lo que hace.

 
De los 17 años que lleva en el ministerio, ha llevado muchos trabajando y viviendo en el Seminario, por eso no fue raro que desde el 8 de diciembre haya sustituido a Monseñor Jorge Carlos Patrón Wong en la rectoría. “Me alegro cuando puedo servir, significa mucha responsabilidad, pero Dios da los medios”.

 
Y de hecho, la plática con él es como la que tiene con todos los seminaristas, acerca de su vida y sentimientos. “Hay que llevarlos, guiarlos por el buen camino, a todos se les da un seguimiento constante, siempre teniendo el respeto sagrado por la persona”, comenta, “A veces los seminaristas se molestan porque no llego a los partidos de fútbol y básquet, pero el cargo ahora implica muchos compromisos”, dice riéndose.

 
Además de oficiar misas y sacramentos, dar clases de Cristología y Antropología Teológica, entre otras labores, al padre Laviada   también le gustan la fotografía, el ciclismo y acampar. “Con eso me matas, fui scout desde niño”, dice con una sonrisa.

 
“Me gusta ser sacerdote, sigo el ejemplo de mi padre, Eduardo Laviada, a quien le apasionaba ser médico y siempre se entregó a su profesión”, concluye.