Ejercitarse en un gimnasio y vivir la experiencia de cambio a una vida saludable llevó a David Castillo a compartirla de manera profesional. En esta entrevista, el nutriólogo clínico comparte el camino que lo ha llevado a forjar una experiencia de 12 años.

En el mundo de los gimnasios suelen existir siempre casos de éxito, quienes deciden brincar el hecho de hacer ejercicio por “hobby” o por salud, a introducirse de lleno y volverlo parte de su vida diaria. Esto llega al grado de que se vuelven entrenadores profesionales y ven en ello una manera de generar ingresos adicionales; ése fue el caso de David Castillo, quien brincó esta etapa para convertirse también en un nutriólogo certificado. “Sabía que mis esfuerzos valdrían la pena si me lo proponía con verdadera dedicación, así que enfocaba todas mis energías para trabajar medio día en un gimnasio y el resto a tomar clases de nutrición”, comenta.

Al finalizar la carrera en la Universidad del Valle de México, David cursó un diplomado de Nutrición para el Alto Rendimiento Deportivo de la Universidad Anáhuac Mayab, al que siguió otro Curso de Certificación ISAK nivel 1 en Antropometría para finalizar sus estudios (por el momento) con una maestría Nutrición Clínica en su “alma máter”. David es entrenador certificado en Entrenamiento Físico y Entrenamiento Funcional con 12 años de experiencia, en los cuales ha trabajado directamente en gimnasios, logrando así para los pacientes un servicio integral que pocos nutriólogos ofrecen.

“Lo que nos hace diferentes es que, además de proporcionarte un plan de nutrición adaptado a tu estilo de vida, le añadimos uno de entrenamiento totalmente personalizado”, agrega. David atiende todo tipo de pacientes, incluyendo deportistas de alto rendimiento y personal con alguna enfermedad nutricional clínica. “Es importante que sepan que les dedicaremos el tiempo necesario, combinaremos dieta con ejercicio en base a objetivos realistas, monitoreando los resultados”.

Los servicios de David incluyen un novedoso equipo de análisis corporal InBody120, el cual mide peso, índice de masa corporal, relación cintura-cadera, proteínas, minerales, requerimiento calórico, y segmenta porcentaje de grasa y músculo.

El nutriólogo piensa que más allá de la tecnología, la riqueza de esta profesión está en el trato directo que uno puede tener con el paciente “Esa confianza de ida y vuelta que se genera al hacer tuyos esos problemas que los demás te consultan, para mí es lo más valioso. Al final de su tratamiento, lo mejor es esa sonrisa de satisfacción por parte de nuestros pacientes”, sonrisa que él mismo experimentó cuando de pequeño sufrió problemas de sobrepeso y los superó.

“Mis padres, conscientes de querer mejorar mi salud, me llevaron en aquel tiempo con un nutriólogo para combatir mi obesidad mediante el tratamiento más adecuado. Fue eso lo que me inspiró a hacer lo mismo por los demás. Ponerme en sus zapatos y saber de primera mano lo que conlleva estar viviendo una experiencia así me ha hecho mucho más asertivo y empático a la hora de hacer este trabajo que tanto me apasiona”, añade.

David señala que su mayor motivación es poder influir de forma saludable y deportiva en la vida de las personas, contribuyendo a lograr sus objetivos de bienestar personal con la más completa satisfacción, y que esto es parte de la clave de su éxito. “Éste llega cuando tus sueños superan tus excusas y todos tus intentos son un éxito. Unas veces ganas, otras aprendes. El propósito es no rendirse y cada logro, por más pequeño que sea, aproxima cada día a un objetivo”, finaliza el nutriólogo.

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