Lilly Peragui no es la típica modelo que participa en certámenes de belleza, sino que se dedica a impulsar y ayudar a más jóvenes para desarrollar sus habilidades. Aunque es de Mérida, se fue a vivir varios años a Cuernavaca y ahora regresa para abrir una nueva sede de su escuela de talentos, así que nos reunimos con ella para platicar de sus logros y su experiencia en el ámbito artístico.

Seguramente se te hace una cara conocida gracias a su participación en el programa “Chicas C” de una televisora local o por su participación en diversas pasarelas. Lilly tuvo su primera experiencia con el modelaje a los 15 años y después de eso comenzó a participar en diversos cursos. Aunque su verdadera pasión siempre fue la música y el teatro.

“Desde los cuatro años me encanta cantar y mi primer concurso a nivel estatal fue a los 11 años y estuvo muy chistoso porque no gané y sin embargo nunca lo dejé. No me gusta que sea un medio muy mal pagado y aunque tiene más para explotarse, la gente no cree. La parte musical es la más difícil para abrirse campo; en los concursos sólo me daban un reconocimiento y las gracias por participar”, contó.

“Me dediqué más al teatro, estuve en obras musicales en la Mayab y me dediqué a la música en grupos versátiles. Me gusta mucho el teatro musical precisamente porque puedes cantar. Estuve en obras como Vaselina, Chorus Line y Cenicienta, con la que me fui de gira a Tabasco, Chetumal, Campeche, Chiapas; estaba padrísimo, me encantaba todo ese rollo”.

También participó en el certamen de Nuestra Belleza Yucatán en el 2007 donde quedó como finalista y en el evento de Señorita Juventud en el 2006. No ganar esas coronas y el hecho de que le cierren puertas con cualquier pretexto, la llevó a crear su escuela de talentos.

“Me inspira que a mí me cerraron muchas puertas. En su momento cuando estaba más chica no creían en mí. Así es México, te dicen que no por cosas insignificantes. No puede ser que unos brackets, no tener ‘bubis’ o estar demasiado flaca fuera algo que no me dejara desarrollarme profesionalmente en el medio artístico. Entonces me di cuenta que aunque no me llegaba la oportunidad de ser Lilly la modelo, cantante o actriz, podía ser Lilly la que se dedique a crear talentos”, añadió.

Fue así que hace dos años surgió “Model Training by Lilly Peragui” en Cuernavaca y ahora trabaja en abrir una nueva sede en Mérida. “Empezó como escuela de modelaje, pero decido convertirlo en escuela de talentos porque los alumnos necesitan abrirse un poco más y explotar sus habilidades; hay mucha gente que no cubre el perfil de modelo, pero tienen talento en otras áreas”. Hace cuatro meses regresó a su ciudad natal y se ha dedicado a trabajar en encontrar la imagen de la escuela. Para eso realizó un casting que tendrá su final con una pasarela el sábado 8, en La Gioconda Montecristo.

“Me gusta porque conozco muchos chavos, y se divierten porque soy una persona muy exigente, pero también buena onda; trato de llevarlos al límite. Me gusta retarlos, que tengan más creatividad y encuentren su potencial”, agregó.

Lilly dejó las pasarelas porque se convirtió en mamá y le dejó ese chip a su hija, Frida. “Ella tiene el talento muy marcado, a veces le dice a mis alumnas que ella les va a enseñar a modelar, se pone mis tacones… le encanta bailar. Ya trae la sensibilidad artística y sin que nadie le enseñé sabe cómo bailar de todo. Es una niña súper talentosa y es como yo: le gusta la escuela, pero prefiere ponerse a bailar que hacer las sumas, y no le puedo decir que no lo haga, porque yo así era”, cuenta.

Para no dejar la música, Lilly está experimentando con vídeos en vivo cada jueves a través de su fanpage de Facebook, en donde canta lo que le vayan pidiendo los espectadores. “El jueves pasado el tema fueron las canciones de los noventa. El vídeo tuvo un alcance de más de mil espectadores y decidí ir haciendo más”.

En México tuvo la oportunidad de trabajar con personalidades como Rocío Banquells, Martha Sánchez, Dulce, Moenia, Sentidos Opuestos, entre otros. Uno de sus mayores logros fue participar en la pasarela de la Cámara Nacional de la Industria y el Vestido con diversos diseñadores, aunque lo que más agradece es ver el cambio en sus alumnos. “En la primera generación llegó una niña súper tímida, no sonreía; luego participó en un certamen de belleza y ganó Miss Simpatía. También una de mis alumnas fue ganadora de la imagen de Reina Turismo Morelos y otra fue finalista de Miss Morelos. Es una satisfacción muy grande que mis alumnas estén empezando a experimentar”, aseguró.