Torear en la Plaza México es algo que al novillero yucateco Jusef Hernández Medina le cambió la vida. Apenas el 9 de septiembre se presentó en la mencionada plaza luego de varios años de soñar estar ahí y trabajar con disciplina, entrenamientos y actuaciones en ferias de todo el estado para lograrlo.

Su siguiente cita ante un toro será mañana en el lienzo charro de la Feria Yucatán, por eso platicamos con él para que nos cuente cómo es su vida dentro y fuera de un ruedo.

“Mi pasión hacia los toros viene desde muy pequeño cuando acompañaba a mi padre a las corridas de toros y con mi abuelo las veía en la televisión. Siempre he tenido una pasión por el campo ya que mi papá tiene un terrenito con ganados; estar entre todo el ambiente campirano ha sido mi estilo de vida”, cuenta Jusef.

Para él sus inicios como novillero empezaron “algo tarde” a diferencia de otros colegas; sin embargo gracias a la pasión que transmite y su actitud en el ruedo es que ha logrado conectar con la gente y alcanzar varios éxitos toreando fuera del estado como en Tlaquepaque, Jalisco, y en la Ciudad de México.

“Siempre he dicho que me ha tocado la fortuna de nacer en un estado tan taurino como lo es Yucatán, nos sirve como base ir a todas las ferias y pueblos con tradiciones diferentes a una plaza de primera y la respuesta tanto de las empresas como del público es muy positiva”. Sin embargo, cuando se trata de torear fuera hacen falta oportunidades. “Lo más difícil es estar aguantando y saber que sigues en el camino de conseguir la alternativa; los maestros siempre me han dicho que en esta disciplina se necesita mucha paciencia para llegar a lo grande”.

“En lo taurino se requiere un entrenamiento estricto y mucha disciplina, realizo entrenamientos físicos en las mañanas y tardes”, explicó acerca de su preparación.

Al estar frente a un toro confiesa que es inevitable sentir miedo, peligro y adrenalina pero es precisamente eso y la respuesta de la gente lo que lo hace mantenerse vivo. “Cuando el toro es noble sientes que pierdes el cuerpo y es como si estuvieras soñando; lo más bonito es cuando te acoplas y entiendes al toro, lo que te obliga a estar en un estado de ataraxia sin la menor perturbación posible y eso lo transmites al público”.

Una de las anécdotas que más recuerda es precisamente la de su primera vez frente a una becerra cuando por casualidad logró replicar una suerte del matador Sebastián Castella que había visto apenas una semana antes en la televisión. “Al momento de hacer el brindis al público el toro se arrancó de lejos y Castella le sacó la muleta, hizo un pase de pecho, remató y luego terminó de hacer el brindis. A la semana siguiente, me pasó exactamente lo mismo con mi primera becerra y son de esas pequeñas cosas que crees que nunca van a pasar y te agradan”.

Para Hernández Medina ser novillero es tener la oportunidad de “contarle a la gente qué es verdaderamente la fiesta brava”, por eso es que aprovecha el ser reconocido y así impulsar la tauromaquia en Yucatán.

“Luego de torear en La México la gente te ve de otra manera, creo que te sube de categoría y para las empresas es algo que atrae más. Fuera de lo profesional representa una gran recompensa a toda la disciplina que he puesto, los amigos te tratan con mayor respeto. Te sientes un personaje importante al enorgullecer a tu familia y el pueblo donde naces, por eso nunca he dejado de sonreír. La vida sin torear es distinta una vez que lo pruebas”.

“Podrás pasar temporadas sin torear pero al estar en una plaza no dejas de disfrutar, son sensaciones únicas en la vida”