La comprometida y encantadora Mafalda, la diminuta niña argentina enamorada de los Beatles y enemiga de la sopa, celebró hoy sus 50 años con exposiciones que ratifican su vigencia como ícono cultural de Argentina y de toda América Latina.

Mafalda festejó este nuevo aniversario sonriente, con un vestido verde y su infaltable moño en la cabeza, sentada en un banquito del tradicional barrio de San Telmo, convertida en una tierna escultura en la que cientos de personas hacen fila a diario para fotografiarse con ella.

La figura se instaló a las puertas del edificio que sirvió como inspiración a Joaquín Lavado, mejor conocido como Quino, para crear una tira con un crítico discurso social, político y cultural que sigue vigente y que ha sido traducido a 26 idiomas.

“Cada idea de Mafalda me llevaba cuatro horas de pensar ahí, en mi mesa de dibujo”, detalla, y reconoce que el mensaje sería el mismo que cuando él empezó a plasmar su visión del mundo a través del cómic: “Que encontremos la paz en este mundo”, comenta Quino, creador de las historietas.

Con una coherencia poco común, ya que siempre se negó a explotar comercialmente a su personaje, Quino sólo permitió que Mafalda reapareciera ocasionalmente para promover campañas vacunación, de limpieza de los dientes y de los derechos de los niños, pero jamás para publicidades.